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El noble y sublime oficio de crear arte


Muchos amigos artistas a lo largo de mis años vividos me han preguntado en diferentes ocasiones y de maneras diversas si como hago para seguir considerándome poeta, bien o mal, pero declararlo ser, y además declarar abiertamente ser una persona de fé cristiana comprometida. No un cristiano, por el hecho solo de haber sido bautizado sino que de manera consciente. Y la interrogante para estas personas, y confieso que en cierto momento de mi vida también para mí, se debía a que es difícil, según a veces se quiere dar a entender, que pueda comulgar la libertad que todo artista exige en el proceso creativo y las limitantes impuestas por la religión a través de sus dogmas.

Cuando en un momento de mi vida repare en esa idea llegue a la conclusión que para mí no era impedimento ni limitante eso entendiendo que el arte viene de Dios, es el primer y más grande artista, “creador nato”, y es él quien me permite conocer su oficio de creador con este talento, aunque no lo merezca, e incluso entendiendo que también otorga libre albedrio, claro que hay normas y reglas en una religión, “mandamientos”, pero es en el uso del libre albedrio que uno elige cumplirlas o incumplirlas, pero bueno, ese no es el tema aquí.

Pensando en esto, repare también en el siguiente hecho, que si es lo que quiero compartirles. Como artista y como persona de fé:

Con el afán de vivir una espiritualidad correcta, en las iglesias se comenzó a colocar limitantes al arte, filtros que terminan por matar el buen arte, limites que hicieron que solo muy pocas cosas puedan ser consideradas arte, y así poco a poco el arte comenzó a ser rechazado. De hecho, el único arte bien visto por todos paso a ser la música, y eso que también llena de límites, la música cristiana paso a casi ya no parecer arte. Ojo, no hablo de los himnos de adoración o proclamación de fé, pero sí de aquellas que debieran de surgir por el impulso innato del artista entregando su talento a Dios. Es más, pensar en escribir sobre las pasiones y emociones humanas, como lo hace un poeta apasionado, se comenzó a ver casi pecaminoso con el correr de los años, como si desconociesen el libro de los Cantar de cantares, un libro lleno de arte dedicado a la pasión humana, y en su afán de erradicar la capacidad creadora de los artistas que pudiesen ruborizar a quienes veían como “pecaminoso” hablar de las pasiones humanas, se le dio a ese libro un sentido que no se corresponde ni teológica ni contextualmente al que fue su propósito.

En fin, el hecho es que esa costumbre de cercenar el arte ha tenido de muy mal vivir a quienes traen ese regalo inmenso e inmerecido del talento creador del mayor artista. Ese talento que uno quisiera utilizarlo pero ante la presión de los lideres de turno termina limitándolo. Y cuando el artista comienza a crear solo creaciones que den el gusto a otros y no lo que le arde en sus arterias, en ese momento el artista deja de ser honesto consigo, con el don recibido, con los demás y con Dios. Y cuando el artista comienza a crear sin hacerlo desde el alma, sino desde lo establecido y aceptado por todos, eso no es ni será jamás arte.

Yo no sé si es por mi carácter, mi temperamento o personalidad melancólica de poeta, pero desde que tengo uso de memoria he sido cautivado por creaciones artisticas incluso de personas que no profesaban el mismo credo que yo, jamás me he dejado limitar por reglas externas que me impongan una manera de crear, pues siempre que siento conectan con mi espíritu puedo ver cómo me entregan un mensaje que está ahí, en cada obra, mucho más trascendental que el propio artista que las creo, por eso creo que las expresiones de arte (poemas, músicas, bailes, pinturas, esculturas) nos revelan también la propia imagen de Dios en el ser humano.

Fuimos creados a su semejanza y por lo tanto también llevamos el gen de crear en cada célula. Es lo que apasiona y sensibiliza al artista. Conectar con eso que sabe se encuentra en cada fibra suya, y que lo conecta a su vez con los demás y con Dios, así conectados en un todo por medio del arte.

Está claro pues que el arte trasmite cosas que con las palabras no podemos trasmitir, con el arte se puede dar a entender mensajes que de otra manera seria inútil intentar dar. Por eso también creo que en las iglesias se deberían de fomentar más el arte para que el mensaje llegue a todos los rincones del mundo y conecte con las personas, que es de lo que se trata, no solo que llegue a los demás, sino que conecte con ellos.

En fin, ante la consulta de aquellos amigos que cuestionaban como es que puedo escribir como escribo y considerarme una persona de fé, pues la verdad, si dijese que no soy una persona que se siente comprometida con la fé que profesa estaría mintiendo y siendo deshonesto, pero si dejase de escribir y negase ese lado mío o siquiera lo limitase, pues también estaría siendo deshonesto conmigo, con el don, con los demás, y con Dios, por ello es que no me acompleja ser el poeta que creo ser, bien o mal, solo intento conectar con los demás utilizando el talento que por pura gracia se me obsequio, con respeto, con cuidado, pero genuino, como artista, indago, profundizo, hurgo en las emociones, pasiones y sentimientos humanos, tratando de dejar un mensaje. Saludos!

Reniel Floyer.

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